La familia tucumana
Nací y viví hasta los 20 años en un pueblito de Tucumán. Ahí nos conocíamos todos, y de hecho la mayoría éramos parientes. No había mucho para hacer después del colegio más que jugar al fútbol y pasar el tiempo con los amigos, y obviamente que en cuanto tuvimos edad, compartir la paja fue una de nuestras actividades favoritas. Nos juntábamos los pibes en grupos grandes, a veces llegábamos a ser como 15, y compartiendo las revistas que encontrábamos nos pajeábamos cada uno en la suya. De nuevo, entre esos 15 estaban mis hermanos, mis primos, y algún que otro amigo del pueblo. Esas pajas eran prácticamente una extensión del resto de las actividades que hacíamos juntos, gritábamos, nos burlábamos, competíamos, nos reíamos mucho. Fue una época hermosa que siempre recordé pero que una vez que me mudé a Mendoza nunca más repetí. Hasta el año pasado. Un día me llamó mi hermano mayor y me avisó que por cuestiones de trabajo iba a venir con nuestro primo Germán durante el fin...